En esta edición, el dossier trata sobre una microbiota aún desconocida: la microbiota tisular.
A principios de la década de 2010, se identificaron microorganismos en nuestros tejidos, incluso en la sangre. Esto constituyó una ruptura con el dogma de un medio interior estéril. Actualmente, este cambio de paradigma es ampliamente aceptado. La composición de la microbiota tisular es específica de los tejidos en los que se encuentra. Se alimenta por la translocación bacteriana, fragmentos bacterianos o metabolitos bacterianos, especialmente del intestino a los tejidos. De esta manera, se demostró que los cambios de la microbiota intestinal mediante la ingestión de prebióticos, probióticos o un trasplante fecal modifican la microbiota tisular. Se han descrito diferencias en la composición de esta última en pacientes que presentan patologías, específicamente, cardiovasculares, metabólicas o cancerosas. En este sentido, la microbiota sanguínea podría ser una fuente de biomarcadores para la predicción de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y oncológicas. Por otra parte, se ha demostrado que la microbiota del tejido canceroso influye en el pronóstico de la enfermedad. Este impacto se explica por la influencia de la microbiota tumoral en la respuesta inmunitaria.
En relación con esto, en la presente edición (sección Entrevista), el profesor Pascal Hammel nos habla sobre el impacto de la microbiota en el cáncer de páncreas. En resumen, la identificación y la modulación de la microbiota tisular ha abierto nuevas vías diagnósticas y terapéuticas para la salud humana que se deben seguir investigando.
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Jacques Amar
Redactor jefe de este número